sábado, 17 de octubre de 2015

Ruta del Cid: Catedral de Burgos


La Catedral de Burgos, construida entre 1221 y 1260, de estilo gótico, es un monumento declarado de Interés Turístico Nacional, que alberga el sepulcro del Cid y doña Jimena, el cofre del Cid y la carta de arras. Se encuentra ubicada entre la plaza de Santa María, la calle Fernán Gonzalez, las Llanas y la plaza del rey San Fernando, desde la cual, actualmente, se accede al monumento.

Dicha catedral fue fundada por el obispo Mauricio y Fernando III el Santo; sobre la antigua Iglesia de Santa María; y sus principales autores fueron: Simón de Colonia, Juan de Colonia, Juan de Vallejo, Juan de Castañeda y Diego de Siloé.

Una vez dentro de la Catedral, bajo el cimborrio de Juan de Vallejo (reconstruido inspirándose en el anterior cimborrio de Simón y Juan de Colonia), se encuentra la tumba del Cid y doña Jimena, una simple losa de mármol con una inscripción en latín de Ramón Menéndez Pidal :"A todos alcanza honra por el que en buena hora nació".

Rodrigo Díaz el de Vivar, muere en Valencia (1099) y sus restos descansan en la Catedral de dicha ciudad de 1099 a 1102. En 1022, se trasladan al Monasterio de San Pedro de Cardeña (Burgos) donde se encuentra el sepulcro pétreo del S.XVI de autor anónimo, en la Capilla de San Sisebuto; hasta 1808, que, con la invasión Francesa en Burgos se trasladaron a un mausoleo en el paseo del Espolón donde permanecieron hasta 1842. Tras ello, se trasladó a la Casa Consistorial de Burgos y en 1921 a la Catedral de la ya mencionada ciudad, donde actualmente permanecen.

En cuanto a la carta de arras, es un contrato donde las partes pactan la reserva de la compra-venta de bienes o inmuebles, se entrega como prueba una cantidad de dinero en concepto de señal. Se cree que fue escrita por doña Jimena a su muerte en el 1074. Cabe destacar que el ejemplar que se encuentra en la Catedral de Burgos no es el original. 

El cofre del Cid se encuentra en la pared de la Capilla del Corpus Cristi. Es un arca de madera y data de finales de la segunda mitad del S.XI. Cuenta la tradición que es una de las arcas con la que supuestamente llena de monedas, aunque en realidad estaba llena de arena, El Cid avalaba el dinero necesitado para mantener sus mesnadas, y que pidió en préstamo a los judíos burgaleses al salir de dicha ciudad.

Ángela Hernando y Celia Peña.1F

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